Este verano estuvimos unos días por la Costa Brava, un lugar al que siempre quieres volver, y que te recomendamos mucho ir a visitarlo si todavía no lo has hecho.
Y en uno de sus amaneceres, esos que disfrutarías siempre en uno de los infinitos rincones de nuestro maravilloso mundo donde contemplar la magnífica salida del sol, cuando todavía estaba medio dormido, y seguía con el duermevela, me dio por pensar que el astro rey es el arquetipo del payaso triste.
Nos da igual cómo se sienta. Le apetezca o no, le pedimos que salga a escena a diario. Porque aquí estamos muchos que no podríamos vivir sin él. Nos gusta el sol de verano, el sol de otoño, el de invierno y el de la primavera. No nos cansamos de él y no dejamos que se canse.
El sol nos calma. Sin importarnos si desea salir, o prefiere quedarse oculto, le insistimos, le demandamos que nos nutra con su energía.
Y allí estaba yo, que había bajado casi a tientas de la tienda, había cogido una silla para contemplar el espectáculo pensando en la ópera Pagliacci (Payasos), de Ruggero Leoncavallo, mientras preparaba el móvil para captar el paisaje que tenía delante.
En Pagliacci encontramos una de las arias más conmovedoras de la ópera, Vesti la giubba (Ponte el traje). En ella, Canio, el payaso protagonista, se lamenta de la infidelidad de su mujer, hecho que ha descubierto momentos antes de subir al escenario. Y, muy a su pesar, no tiene más remedio que tragarse su desdicha, ponerse el traje, empolvarse la cara, y actuar. Porque “la gente paga y quiere reír”.
Pues eso mismo le pasa al sol. Es probable que esté triste y decepcionado de como estamos tratando nuestro planeta, su planeta. Además de sentirse desconsolado por no poderse encontrar con su amada luna. Y, sin embargo, resurge cada día para nuestra serenidad.
Vida dura, la suya. Y la de millones de años que lleva, y la de millones de años que, confiemos, todavía le queda.
Por eso creemos que viajar con tiendas de techo o minicaravanas, o con la combinación de ambas opciones, es una forma de conocer nuevos sitios y a la vez ser más respetuoso con el medio ambiente. No negamos la influencia que tiene el uso del coche, pero si tenemos la posibilidad de usarlo solamente a la hora de nuestros viajes (sean de fin de semana o de más días), esa influencia será mucho menor que si cogemos un avión para nuestras vacaciones.
Por otro lado, como ya te comentamos en otro post, el consumo apenas se ve incrementado por llevar una de nuestras tiendas en el techo del coche. Y estas, además, se adaptan a cualquier vehículo de cuatro ruedas, como puedes ver en las fotos.
Si te gusta la naturaleza, hacer rutas en bici, surf, senderismo, escalada, observar los pájaros, u otros animales, de una determinada zona... ¿se te ocurre mejor opción que salir con el coche y la tienda a cuestas? ¿O la combinación de la tienda más una minicarvana?
Nosotros no tenemos ninguna duda. Poder estar en un sitio distinto cada día a nuestro ritmo, y ser consciente de ello, vivirlo, te da una perspectiva mucho más sosegada a la hora de viajar y, en consecuencia, tu disposición a la incertidumbre que suele acompañar las salidas de estas características es calmada. Y pones en marcha una rueda positiva para que todo lo que te vaya a suceder sea un aprendizaje beneficioso para ti, si vas por tu cuenta, y para los que te acompañan, amistades, pareja, familia, etc, si es el caso.
Porque, en esta ocasión, el amanecer fue en Cadaqués, Cap de Creus, en el Alt Empordà (Girona), pero podríamos estar hablando de los atardeceres en el Pirineo, zona de la Cerdanya, unos días después.
Un lunes te despiertas en la playa, haces paddle surf, vermuteas en una terraza, vuelves a comer, un poco de siesta, te vas a hacer tiro con arco por la tarde, un heladito, y al cabo de unas horas estás cenando envuelto entre pinos y abetos para, a la mañana siguiente, hacer una ruta en bici. O incluso ir a ver lagos a pie, de poca dificultad si vas con criaturas, como el Llac de les Bulloses o el d’Ossejà. Algunos con parking y zona de pícnic.
Y esto, my friend, no tiene precio. Con las posibilidades que te ofrece viajar con una tienda de techo, con una minicaravana, o con ambas, tendrás la certeza de que eres tú quien maneja los tiempos, de que tú vas a decidir en cada momento qué es lo que quieres hacer.
Como también tienes la capacidad de escoger la tienda con la que quieres viajar en función de lo que necesitas.
Nuestras tiendas de techo THULE Tepui cubren un amplio espectro de escenarios, que se ven ampliados con las minicaravanas Caravancol.
Si viajas a tu aire, o con acompañante, puedes elegir el modelo Explorer Ayer 2, de solo 48 kg. de peso, con capacidad para dos personas, y adaptable a cualquier coche. O la HYBOX 2 (75 kg.), que tiene la doble función de ser una tienda para dos o un portaequipaje, si vamos con la Caravancol y necesitamos sitio para nuestras cosas.
Si sois tres, tenéis la Kukenam 3 (60 kg.), en gris o verde.
Y si sois cuatro, la Autana 4 (86 kg.), que además de tener más volumen incorpora un avancé de fácil instalación con el que ganas más amplitud.
Los cuatro tipos de tienda están hechos con el mismo material, cuya gran virtud es su alta resistencia a todo tipo de situaciones meteorológicas, con lo cual son idóneas para cualquier época del año.
Otro de sus puntos fuertes es que llevan incorporado un colchón de alta densidad que te quita un quebradero de cabeza más, pues no tienes que preocuparte por este tema, ni en el sentido del espacio, ni en el de la comodidad, ya que tendrás garantizado un descanso óptimo.
En esencia, nuestras tiendas dan respuesta a todas las preguntas que puedan surgir cuando te planteas realizar un viaje breve o largo. ¿Qué capacidad necesito? ¿Qué peso puede soportar mi coche? ¿Qué pasa si me pilla la lluvia? ¿Y el frío de invierno? ¿El calor del verano? Hay que tener en cuenta también los accesorios que ofrecemos y que pueden complementar lo que nos da la tienda, como el aislante o la alfombrilla anti-condensación para aislar la humedad del exterior. Si tenemos poco espacio para acampar, la HYBOX 2 es fantástica porque, al extenderse hacia arriba, no sobresale del coche.
Todas tienen en común la facilidad con la que se montan y desmontan. Si es la primera vez, te sorprenderá lo sencillo que es. Las siguientes todavía te saldrá más natural.
Y descansar, dormir, en alto también lo agradecerás. Evitas insectos, animales, y ganas en limpieza y mantenimiento, al no acumular el polvo y la suciedad del suelo.
El remate total lo tienes si combinas la tienda de techo con una minicaravana Caravancol. Más cama para dormir y una cocina completísima para pasártelo en grande.
Si salís en un grupo reducido, familia, parejas, amistades... este conjunto es vuestra solución. Por la versatilidad que os proporciona. Seréis capaces de adaptaros con facilidad y rapidez a lo que os vayáis encontrando.
Las minicaravanas concentran lo beneficioso de este medio de transporte, el llevar la casa a cuestas, pero en unas dimensiones mucho más manejables para la gran mayoría de personas que conducen.
Y por último... Y no por ello menos importante, que se suele decir... De hecho, es un factor con muuuuucho peso... El ahorro. Supone un ahorro en todos los sentidos (combustible, espacio, facilidad de conducción...) si lo comparamos con caravanas convencionales, por ejemplo. Tanto si usas tienda de techo, minicaravana o las dos. Sobre todo, lo notarás en su variable más económica, pero también en lo inmaterial. Es menos estresante y eso significa más tranquilidad. Más tranquilidad, más paz. Más paz, más positividad. Más positividad, más aventura. Más aventura igual a éxito. Cerrarás los ojos, vendrán recuerdos y no podrás evitar una sonrisa. Del mismo modo, desearás que la fascinación por viajar que ya sientes aumente.
A esta seducción que posee el hecho de viajar se le ha de sumar la contribución que puedes hacer en la economía local de los sitios a los que vas. Comprar comida de la zona, visitar los mercados de los pueblos, sus tiendas, bares... es una forma de establecer lazos allá donde vayas, que, en ocasiones, pueden transformarse en relaciones duraderas que vayan mucho más allá del periodo vacacional.
A nosotros nos gusta mucho la gastronomía y, siempre que tenemos ocasión, vamos a restaurantes a disfrutar de los platos típicos de allí donde estemos. Y esto te da pie a conversar con las personas que lo regentan, o con otros comensales, que a su vez te harán recomendaciones de cosas que puedes hacer, ir a ver, etc.
Este círculo, esta madeja que tejes con cada uno de tus viajes, escapadas, fines de semana conforma un conjunto de experiencias vitales únicas en nuestra relación con el mundo muy saludable a nivel personal.